Mi padre todavía recordaba cuando el mar embravezido cruzaba la plaza de Caión. También recordaba los huesos de ballena que se colocaban en la plaza a modo de bancos. Sentados sobre ellos mis bisabuelos y otros lugareños "arreglaban el mundo" mientras disfrutaban de las largas y luminosas tardes de verano. ¿Sabía que Caión fue una vez puerto ballenero?
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