Este blog se ha convertido en algo más que una iniciativa empresarial. Ya no se trata tan sólo de ofrecerles una extraordinaria oportunidad inmobiliaria. Para mi se ha transformado en una oportunidad para recordar algunas memorias, anécdotas y viejas historias con mis lectores—anécdotas, memorias e historias relacionadas con el patrimonio que ha pertenecido a mi familia durante generaciones, con el lugar donde nació mi padre, con un increíble pueblo pesquero llamado Caión. Disfruto mucho escribiendo sobre las historias y cuentos que he estado escuchando durante toda mi vida, como la verdadera historia que estoy a punto de rememorar.
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Casa de la Fuente |
Me gustaría contarles algo sobre el negocio que regentaron mis emprendedores padres entre los años 1955 y 1969 en Caión. Cuando se casaron, mis padres decidieron asentarse en Caión (mi madre era de Lendo, una aldea cercana) y abrir un pequeño ultramarinos en la planta baja de una casa situada en la plaza principal de esta diminuta península, una casa que todavía sigue en pié. Comenzaron con la venta de aceite, azúcar, harina y otros productos básicos durante lo que fueron tiempos muy duros para la sociedad española. Mi madre todavía recuerda cómo a veces vendían, a clientes que no se podían permitir más, únicamente un cuarto de aceite—una minúscula cantidad de la cual se habría de aprovechar hasta la última gota.
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Interior del cafe-bar |
Resultó que mi madre era una mujer tremendamente trabajadora y una excelente cocinera. Mi padre era también un trabajador incansable, pero cuando se trataba de la cocina, era lo suficientemente inteligente como para no atreverse con el arte culinario. Pronto convirtieron a esa pequeña tienda en un café-bar, restaurante y hostal, que luego se hizo tan popular con los turistas de Madrid y otras zonas de España y Galicia, como con los lugareños.
En una de mis últimas entradas, mencioné la popularidad de la tortilla española que hacía mi madre y prometí subir su receta y aquí está. Pero la tortilla, aunque el plato más controvertido, no era el único popular que había en la carta. Mi madre también preparaba otras especialidades como marisco, callos y carne asada, entre otros. Al final también se celebraban bodas en el restaurante. Su negocio tuvo tanto éxito y se hizo tan famoso, que hasta una asociación de chefs franceses pidió organizar una reunión en el restaurante de mis padres. Eran
los tiempos de Picadillo, no de Martín Berasategui.
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El Santa Clara |
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El camión de pescado |
Las carreteras no eran como las de hoy en día y el camino a Caión era uno de los más aterradores de la zona. No cabe duda de que el paisaje y la belleza natural de este paraje único, así como la impresionante gastronomía estaban detrás de tal aventura.
La carretera a Caión ya no es tan imponente y el pueblo está bien comunicado, pero por suerte no ha perdido su encanto. Si la belleza en la naturaleza nunca se desvanece por qué ha de hacerlo la nuestra?